domingo, 20 de septiembre de 2015

Las enseñanzas del suelo

Las enseñanzas del suelo
(de Richard Heinberg, publicado en „The Ecologist», tomado de Museletter #198 «Various Musings» - http://www.richardheinberg.
com - , traducción al castellano: H. Hieronimi)
Es difícil aprender o hacer mucho acerca de la sustentabilidad sin „ensuciarse las manos»...
Ciertamente, los problemas globales de la degradación de los recursos y el cambio climático
involucran algo de pensamiento de alto nivel. Tenemos que entender algunos números importantes
– 350 partes por millón de CO2 (la meta necesaria para evitar un cambio climático
catastróico), 5% de declive anual en los campos petroleros existentes (…). Necesitamos
habilidades de análisis y convencimiento, y un entendimiento al fondo de las cosas. Inevitablemente,
todo esto requiere algún tiempo frente de la computadora y en el internet.
De todos modos, mientras atendemos a estas tecnologías y abstracciones, tendremos más
probabilidad de avanzar con nuestra meta principal de construir una cultura sostenible, si al
mismo tiempo estamos „aterrizados» en la actividad más básica, que existe: obtener alimentos
directamente de la tierra.
La lectura me ha enseñado bastante. Sembrar hortalizas me ha enseñado mucho más.
Muchas veces, las lecciones que aprendemos, quizás suenan raros una vez que les ponemos
palabras: ¡se humilde! ¡No pidas demasiado, ni demasiado rápido! ¡Date cuenta de las
interrelaciones! ¡Camina lento, pero siempre con atención para estar preparado al rápido
surgimiento de problemas y oportunidades! Todo se aprende cultivando tus alimentos, con
todo tu cuerpo.
Delegando la producción de alimentos enteramente a los demás surge inevitablemente
la división de labores por tiempo completo, que es el origen y la raíz principal (altamente
vulnerable) de la civilización. Solamente en las civilizaciones agrarias el sistema rígido de
clases ha podido surgir, en el cual las decisiones más importantes las toman, personas que
no tienen que pasarse parte de su tiempo contemplando nuestra interdependencia con la
naturaleza.
En vez de esto, los gerentes, contadores, soldados y funcionarios religiosos de las sociedades
complejas (muchas veces formados en estados nacionales), tienden a ijar su vista
cada vez más en la matrix social completamente basada en el discurso, poniendo cada vez
más atención en palabras, dinero, y tecnología, y cada vez menos en las estaciones, la
naturaleza, los pájaros y los insectos. Y esto, últimamente, es la razón porque colapsan las
civilizaciones. Las personas en el poder sencillamente no toman nota que la base ecológica
de su sociedad está siendo devastada.
¿Suena familiar?
Hay muchas razones para cultivar tus alimentos en estos tiempos. Comenzando por la realidad
de que los precios de los alimentos se están incrementando y que la calidad nutricional
de lo que se puede comprar en el supermercado está disminuyendo.
Q uienes estamos inmersos en los asuntos de la sustentabilidad, tenemos aun más razones
para sembrar y cultivar- tenemos que enseñar a nuestros vecinos las capacidades de supervivencia
que necesitarán una vez que los combustibles fósiles desaparezcan. Tenemos que
poner el ejemplo, y ayudar en la tarea de construir las redes de productores que puedan
proveer alimentos durante los tiempos que vendrán.
La mejor de todas las razones para cultivar la tierra es: ¡ser saludable! - Esto lo interpreto
de dos maneras: Si, la hortaliza es un refugio de un mundo que muchas veces parece estar
explotando. ¡Apaga la tele, la compu y agarra una pala! Seguramente te sentirás mejor.
Pero más importante aun: Si cultivamos la tierra, tenemos la posibilidad de ser personas
más equilibradas, capaces de hacer elecciones más saludables. ¡La humanidad necesita aquí
y ahora este tipo de personas! «

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