Control de malezas
Como se mencionó, la siembra directa necesita de los herbicidas para su
existencia y entre éstos, el más frecuentemente utilizado es el glifosato.
A continuación veremos algunos aspectos que debemos considerar en
su manipulación.
El glifosato es un herbicida sistémico y no selectivo, lo cual significa que
una vez que es absorbido por las hojas, se trasloca a toda la planta provocando
su muerte.
La eficiencia de su acción está dada por factores inherentes a la planta, al
ambiente y a la aplicación en sí misma (Delucchi, Com. pers).
Básicamente, las especies de malezas se pueden dividir en:
Gramíneas, donde los puntos de crecimiento se encuentran en la
base de la planta.
• Malezas de hoja ancha (latifoliadas), en las cuales los puntos de
crecimiento se encuentran diseminados por toda la planta.
El glifosato es considerado fundamentalmente un graminicida, ya que le
resulta más fácil alcanzar los puntos objetivos en las gramíneas. Para el
combate de malezas de hoja ancha (latifoliadas) será necesario una mayor
dosis o utilizar otros herbicidas específicos para tal fin.
A su vez, las distintas especies pueden ser anuales o perennes. En estas últimas,
existen yemas por debajo de la superficie del suelo, lo que requiere mayor
concentración de producto. En cambio con las anuales, los puntos de crecimiento
están sobre la superficie, facilitando el trabajo y una menor dosis.
Otra consideración es la relación parte aérea/parte subterránea y el grado
de desarrollo de la maleza. Este herbicida penetra a través de las hojas, por
lo que requiere un mayor desarrollo de las mismas. Es necesario evaluar si
existe una gran cantidad de masa vegetal bajo la superficie y poca superficie
de hojas sobre el suelo. Por ejemplo, para la gramilla (Cynodon dactylon) al
final del verano se dan las peores condiciones para el control efectivo de la
misma. Cuando la maleza se encuentra más desarrollada y con hojas viejas,
al producto le resulta más difícil penetrar en la planta, por lo tanto es necesario
considerar muy cuidadosamente el estado fisiológico de la planta.
Cualquier tipo de stress, cortes o pastoreos recientes, déficit hídrico, etc.
determinarán una menor efectividad del producto.