asociación de cultivos
El huerto urbano es pequeño y hace falta aprovechar cada centímetro cuadrado y sacarle
el máximo rendimiento. Por eso la producción en el huerto urbano será una mezcla de
cultivos que técnicamente se llama un policultivo.
La razón es muy sencilla. Dos plantas sembradas una al lado de la otra se hacen competencia
entre ellas de dos maneras. Una porqué las dos absorben nutrientes y la otra porqué se
hacen sombra. Obviamente dos plantes iguales tienen las raíces igual de profundas, buscan
los mismos nutrientes y compiten por la sombra. En cambio, si dos plantas son diferentes
la competencia entre ellas puede ser menor.
A todo esto se debe añadir que las enfermedades no se transmiten tan rápidamente en
un policultivo ya que los diferentes tipos de verduras son sensibles a diferentes enfermedades.
Difícilmente nos quedaremos sin cosecha por culpa de una plaga si cultivamos mucha
diversidad de plantas.
Para asociar cultivos hace falta tener en cuenta que plantas son más compatibles entre
ellas. Las siguiente tabla os puede servir de referencia.
miércoles, 15 de octubre de 2014
La siembra
La siembra
Sembrar es el primer paso importante de nuestro huerto. Existen dos formas básicas de
siembra: sembrar directa al huerto o sembrar en contenedores pequeños para después
trasplantarlos al huerto (plantel).
Hay hortalizas como el rábano, la zanahoria o el nabo que no se pueden trasplantar y
obligatoriamente se deben de sembrar.
Otras hortalizas como la lechuga, la cebolla o el tomate, aunque se pueden sembrar
directamente, es aconsejable transplantar el plantón que podemos comprar en alguna
tienda agrícola.
Sembrar el plantel no es sencillo. Se debe vigilar muy bien que haya una humedad constante
pero no excesiva y una buena temperatura para favorecer la germinación. Cerca de una
ventana soleada, en el interior de una casa es un buen lugar para hacer nuestro plantel.
Como contenedor para nuestro plantel podemos reutilizar envases de yogur con un agujero
en la parte inferior para que el agua drene.
Una de las dudas que nos surge cuando hacemos las primeras siembras es a que profundidad
se debe poner la semilla. Una norma que funciona bastante bien es que la profundidad
de la siembra debe tener relación con el tamaño de la semilla. Normalmente la siembra
a una profundidad entre una y tres veces el diámetro de la semilla.
Sembrar es el primer paso importante de nuestro huerto. Existen dos formas básicas de
siembra: sembrar directa al huerto o sembrar en contenedores pequeños para después
trasplantarlos al huerto (plantel).
Hay hortalizas como el rábano, la zanahoria o el nabo que no se pueden trasplantar y
obligatoriamente se deben de sembrar.
Otras hortalizas como la lechuga, la cebolla o el tomate, aunque se pueden sembrar
directamente, es aconsejable transplantar el plantón que podemos comprar en alguna
tienda agrícola.
Sembrar el plantel no es sencillo. Se debe vigilar muy bien que haya una humedad constante
pero no excesiva y una buena temperatura para favorecer la germinación. Cerca de una
ventana soleada, en el interior de una casa es un buen lugar para hacer nuestro plantel.
Como contenedor para nuestro plantel podemos reutilizar envases de yogur con un agujero
en la parte inferior para que el agua drene.
Una de las dudas que nos surge cuando hacemos las primeras siembras es a que profundidad
se debe poner la semilla. Una norma que funciona bastante bien es que la profundidad
de la siembra debe tener relación con el tamaño de la semilla. Normalmente la siembra
a una profundidad entre una y tres veces el diámetro de la semilla.
Control de plagas
La diversidad de cultivos y la pequeña dimensión de nuestro huerto nos ayudará a que
haya pocos problemas de plagas y enfermedades. Aunque se tendrá que observar el huerto
para detectar las posibles plagas lo antes posible.
Cuando una plaga o enfermedad es importante puede ser útil aplicar un tratamiento para
disminuirla. No es recomendable utilizar tratamientos químicos en nuestro huerto ya que
generalmente son tóxicos, y no respetan los enemigos naturales de las plagas. Hace falta
buscar soluciones menos agresivas y más ecológicas.
Algunas de las plagas más habituales son:
Los pulgones: son unos insectos muy pequeños que se reproducen muy rápidamente.
Absorben la savia de las plantas, especialmente de las hojas más jóvenes, y provocan el
encorvamiento de la hoja. Hay muchos tipos de pulgones, de diferentes colores (negros,
verdes, grises,….). Vigilaremos la presencia de hormigas y hormigueros. Estas incansables
trabajadoras acostumbran a mantener colonias de pulgones en sus hormigueros durante
el invierno para llevarlos a pastar a los brotes más tiernos de hortalizas a partir del buen
tiempo primaveral.
Casi todas las plantas de nuestro huerto son sensibles a tener pulgones. La primera manera
de combatirlos es cepillando las hojas. Si hay muchos puede ser útil hacer un tratamiento
con agua y jabón. Para casos extremos existen en el mercado insecticidas naturales a base
de Rotenona o Piretrina.
Larvas defoliadoras que se alimentan de las hojas de algunas hortalizas como la col son
un problema normalmente poco importante. Se observan agujeros en las hojas y los
excrementos de la larva al lado. Se pueden eliminar manualmente.
El oidio es un hongo que tiene aspecto de ceniza blanca o grisácea que ataca especialmente
las hojas del pepino, la calabaza o el melón. Primero se deben eliminar las hojas enfermas
lo antes posibles y, en los casos graves, se puede aplicar azufre.
Pudriciones del cuello pueden afectar algunas verduras y suelen ser debidas a un exceso
de humedad que favorezca la infección de hongos que viven en el sustrato. Se debe regar
menos y eliminar las plantas afectadas.
cultivo en sucesión
cultivo en sucesión
Otro concepto importante para conseguir el máximo rendimiento es la sucesión. Por
ejemplo sembramos una semilla de rábano y, al lado una planta de lechuga y una planta
de tomate. El rábano crece rápidamente y se coge en 30días. Después de coger el rábano,
la lechuga empieza el máximo desarrollo y lo cogemos después de 60 días, justo cuando
la tomatera empieza hacer fruto y sombra. Así pues, conseguiremos que los tres cultivos
no se molesten entre ellos durante una parte importante del ciclo y aprovechamos al
máximo la superficie. Decimos que se van sucediendo. Esto es uno de los trucos para
conseguir el máximo rendimiento de poca superficie.
El cultivo en sucesión se puede considerar una variedad del policultivo. Para planificarlo
debemos de tener en cuenta la tabla de compatibilidades entre cultivos.
Un ejemplo de asociación empezada el mes de marzo, en una mesa de 1,40 x 70 cm.
Podría ser la siguiente:
Las cebollas y la col se pueden transplantar más temprano. Cada semana o quince días
podríamos añadir más siembras de rábano y una lechuga más para tener una producción
escalonada.
El mes de abril, cuando las temperaturas ya son más cálidas podemos añadir algunas de
las hortalizas de verano. Una tomatera en medio de la acelga y la col y una planta de
pepinos al lado de la col.
Durante todos estos meses podemos añadir lechugas y rábanos para ir teniendo cosecha
escalonada.
A finales de primavera o principio de verano podemos plantar un par de judías al lado
de la acelga.
Otro concepto importante para conseguir el máximo rendimiento es la sucesión. Por
ejemplo sembramos una semilla de rábano y, al lado una planta de lechuga y una planta
de tomate. El rábano crece rápidamente y se coge en 30días. Después de coger el rábano,
la lechuga empieza el máximo desarrollo y lo cogemos después de 60 días, justo cuando
la tomatera empieza hacer fruto y sombra. Así pues, conseguiremos que los tres cultivos
no se molesten entre ellos durante una parte importante del ciclo y aprovechamos al
máximo la superficie. Decimos que se van sucediendo. Esto es uno de los trucos para
conseguir el máximo rendimiento de poca superficie.
El cultivo en sucesión se puede considerar una variedad del policultivo. Para planificarlo
debemos de tener en cuenta la tabla de compatibilidades entre cultivos.
Un ejemplo de asociación empezada el mes de marzo, en una mesa de 1,40 x 70 cm.
Podría ser la siguiente:
Las cebollas y la col se pueden transplantar más temprano. Cada semana o quince días
podríamos añadir más siembras de rábano y una lechuga más para tener una producción
escalonada.
El mes de abril, cuando las temperaturas ya son más cálidas podemos añadir algunas de
las hortalizas de verano. Una tomatera en medio de la acelga y la col y una planta de
pepinos al lado de la col.
Durante todos estos meses podemos añadir lechugas y rábanos para ir teniendo cosecha
escalonada.
A finales de primavera o principio de verano podemos plantar un par de judías al lado
de la acelga.
como plantar un Abedul
(Betula celtiberica)
Árbol de porte medio, puede llegar a los 20 m de altura.
Inconfundible por su blanquísima corteza.
Caducifolio.
Especie monoica (flores masculinas y femeninas en el mismo árbol).
Florece en primavera.
Hojas
Tienen forma
redondeada o romboidal,
con el extremo terminado en punta.
El haz es de color verde y sin
pilosidad, el envés de un verde más
claro y con algunos pelos en los
nervios. El borde de la hoja es
dentado excepto en la base que se
hace liso.
Flores y frutos
Las flores se reúnen en inflorescencias
de tipo amento, es decir, con forma de
espiga o racimo normalmente colgante.
Los amentos masculinos son terminales
y de color pardo amarillento. Los
amentos femeninos son más compactos
y verdes oscuros.
El fruto es de tipo aquenio, es un fruto seco
con una envuelta delgada no soldada a la
semilla y, en este caso, provista con
dos alas laterales que van a
facilitar su dispersión
por el viento.
Distribución en Asturias
En Asturias se encuentra desde el nivel
del mar hasta algo más de los 1.700 m.
Se integra en diferentes tipos de bosque,
especialmente en robledales albares de montaña y
hayedos elevados. En zonas altas, sobre todo en las
montañas silíceas, su capacidad de soportar bajas
temperaturas le convierte en la especie dominante,
formando abedulares altimontanos entre los 1.300 y
1.800 m. El mayor desarrollo de los abedulares se da
en las montañas del centro y occidente de Asturias.
especie de alta montaña
Época de plantación: De noviembre a marzo
Tipo de suelo que requiere: Prefiere instalarse sobre sustratos silíceos.
Es capaz de vivir y colonizar suelos muy pobres en áreas deforestadas.
Requiere humedad media o alta.
Resistente al frío.
Será de aproximadamente 50 cm de diámetro y 50
cm de profundidad.
Se trata de una especie muy
utilizada en ornamentación de
jardines por su llamativa
corteza de color blanco, a
veces púrpura, y porque no
alcanzan gran tamaño. En
otoño sus hojas adquieren
tonos amarillos y anaranjados
muy sugerentes que pueden
contribuir a enriquecer
cromáticamente
determinados ambientes
de un jardín.
Poza de plantación
Algunas ideas
Su capacidad de vivir en
suelos pobres le da un
papel importante en la
regeneración de zonas
deforestadas ya que con
su caída anual de hojas,
ramas, etc., contribuye a
ir formando o
regenerando una capa
de humus en el suelo,
que irá preparando el
terreno para la
progresiva implantación
en el lugar de otras
especies arbóreas más
exigentes.
Árbol de porte medio, puede llegar a los 20 m de altura.
Inconfundible por su blanquísima corteza.
Caducifolio.
Especie monoica (flores masculinas y femeninas en el mismo árbol).
Florece en primavera.
Hojas
Tienen forma
redondeada o romboidal,
con el extremo terminado en punta.
El haz es de color verde y sin
pilosidad, el envés de un verde más
claro y con algunos pelos en los
nervios. El borde de la hoja es
dentado excepto en la base que se
hace liso.
Flores y frutos
Las flores se reúnen en inflorescencias
de tipo amento, es decir, con forma de
espiga o racimo normalmente colgante.
Los amentos masculinos son terminales
y de color pardo amarillento. Los
amentos femeninos son más compactos
y verdes oscuros.
El fruto es de tipo aquenio, es un fruto seco
con una envuelta delgada no soldada a la
semilla y, en este caso, provista con
dos alas laterales que van a
facilitar su dispersión
por el viento.
Distribución en Asturias
En Asturias se encuentra desde el nivel
del mar hasta algo más de los 1.700 m.
Se integra en diferentes tipos de bosque,
especialmente en robledales albares de montaña y
hayedos elevados. En zonas altas, sobre todo en las
montañas silíceas, su capacidad de soportar bajas
temperaturas le convierte en la especie dominante,
formando abedulares altimontanos entre los 1.300 y
1.800 m. El mayor desarrollo de los abedulares se da
en las montañas del centro y occidente de Asturias.
especie de alta montaña
Época de plantación: De noviembre a marzo
Tipo de suelo que requiere: Prefiere instalarse sobre sustratos silíceos.
Es capaz de vivir y colonizar suelos muy pobres en áreas deforestadas.
Requiere humedad media o alta.
Resistente al frío.
Será de aproximadamente 50 cm de diámetro y 50
cm de profundidad.
Se trata de una especie muy
utilizada en ornamentación de
jardines por su llamativa
corteza de color blanco, a
veces púrpura, y porque no
alcanzan gran tamaño. En
otoño sus hojas adquieren
tonos amarillos y anaranjados
muy sugerentes que pueden
contribuir a enriquecer
cromáticamente
determinados ambientes
de un jardín.
Poza de plantación
Algunas ideas
Su capacidad de vivir en
suelos pobres le da un
papel importante en la
regeneración de zonas
deforestadas ya que con
su caída anual de hojas,
ramas, etc., contribuye a
ir formando o
regenerando una capa
de humus en el suelo,
que irá preparando el
terreno para la
progresiva implantación
en el lugar de otras
especies arbóreas más
exigentes.
Como plantar un acebo
También llamado carrasco, xardón, ...
(Ilex aquifolium)
Fruto
Árbol de porte medio, de hasta 20 m de altura, aunque lo más
habitual es que se presente como un arbusto alto, de 3-5 m.
La corteza es lisa y grisácea, aunque en ejemplares añosos
presenta finas grietas y abultamientos parecidos a grandes
verrugas.
De hoja perenne.
Especie dioica (flores masculinas y femeninas en árboles
distintos).
Florece en primavera.
Hojas
Las hojas son coriáceas,
tienen forma ovalada o
lanceolada, son de color
verde muy brillante en el
haz y sin brillo en el envés.
La mayoría de las hojas
tienen los márgenes
ondulados y espinosos
aunque las hay lisas y sin
espinas.
Flores y frutos
Las flores son pequeñas, blancas y
se agrupan en ramilletes.
El fruto es una drupa, es decir,
carnoso y con una pepita dura en su
interior, de color rojo brillante o
amarillo.
Cuidado con el fruto porque
es VENENOSO.
Distribución en Asturias
Se distribuye por toda la región.
Es frecuente en los bosques mixtos
y robledales de las zonas bajas,
pero donde más abunda es en zonas
montañosas, sobre todo en los hayedos
y robledales de montaña o formando acebales
en la zona superior, en el límite con la pradera
alpina,donde ya no pueden crecer los árboles.
especie de alta montaña
Época de plantación: Abril, mayo o en otoño, de septiembre a octubre.
Tipo de suelo que requiere: Prefiere instalarse sobre suelos ligeros.
Es indiferente al sustrato.
No es necesario que sea demasiado amplia,vale con 40 cm de diámetro y 30 cm de
profundidad. Requiere que se riegue abundantemente al menos durante los cinco
días posteriores a su plantación para garantizar humedad en el suelo. No requiere
poda.
Los acebos no crecen demasiado y se pueden
plantar aislados o en pequeños grupos, incluso
combinados con otras especies que suelen ser
acompañantes en condiciones naturales en la
alta montaña cantábrica, como el abedul y el
serbal. Esta combinación puede ser muy
interesante si se busca crear una zona
sugerente para las aves, que se verán
atraídas por los frutos del acebo y el
serbal y encontrarán protección
en el acebo.
Los acebos cumplen una función
ecológica muy importante en el
bosque caducifolio y de alta
montaña. Durante el invierno,
cuando la mayoría de los árboles
han perdido la hoja, los acebos
ofrecen la cobertura y refugio
necesarios a muchos animales
del bosque, especialmente
al urogallo.
El acebo está incluido en
el Catálogo Regional de
Especies Amenazadas de
la Flora Asturiana como
“de interés especial”.
(Ilex aquifolium)
Fruto
Árbol de porte medio, de hasta 20 m de altura, aunque lo más
habitual es que se presente como un arbusto alto, de 3-5 m.
La corteza es lisa y grisácea, aunque en ejemplares añosos
presenta finas grietas y abultamientos parecidos a grandes
verrugas.
De hoja perenne.
Especie dioica (flores masculinas y femeninas en árboles
distintos).
Florece en primavera.
Hojas
Las hojas son coriáceas,
tienen forma ovalada o
lanceolada, son de color
verde muy brillante en el
haz y sin brillo en el envés.
La mayoría de las hojas
tienen los márgenes
ondulados y espinosos
aunque las hay lisas y sin
espinas.
Flores y frutos
Las flores son pequeñas, blancas y
se agrupan en ramilletes.
El fruto es una drupa, es decir,
carnoso y con una pepita dura en su
interior, de color rojo brillante o
amarillo.
Cuidado con el fruto porque
es VENENOSO.
Distribución en Asturias
Se distribuye por toda la región.
Es frecuente en los bosques mixtos
y robledales de las zonas bajas,
pero donde más abunda es en zonas
montañosas, sobre todo en los hayedos
y robledales de montaña o formando acebales
en la zona superior, en el límite con la pradera
alpina,donde ya no pueden crecer los árboles.
especie de alta montaña
Época de plantación: Abril, mayo o en otoño, de septiembre a octubre.
Tipo de suelo que requiere: Prefiere instalarse sobre suelos ligeros.
Es indiferente al sustrato.
No es necesario que sea demasiado amplia,vale con 40 cm de diámetro y 30 cm de
profundidad. Requiere que se riegue abundantemente al menos durante los cinco
días posteriores a su plantación para garantizar humedad en el suelo. No requiere
poda.
Los acebos no crecen demasiado y se pueden
plantar aislados o en pequeños grupos, incluso
combinados con otras especies que suelen ser
acompañantes en condiciones naturales en la
alta montaña cantábrica, como el abedul y el
serbal. Esta combinación puede ser muy
interesante si se busca crear una zona
sugerente para las aves, que se verán
atraídas por los frutos del acebo y el
serbal y encontrarán protección
en el acebo.
Los acebos cumplen una función
ecológica muy importante en el
bosque caducifolio y de alta
montaña. Durante el invierno,
cuando la mayoría de los árboles
han perdido la hoja, los acebos
ofrecen la cobertura y refugio
necesarios a muchos animales
del bosque, especialmente
al urogallo.
El acebo está incluido en
el Catálogo Regional de
Especies Amenazadas de
la Flora Asturiana como
“de interés especial”.
Pasos para plantar un árbol
1º Informarse bien
2º Seleccionar la especie adecuada
Vamos a plantar un árbol
Para comprobar qué especies forestales pueden plantarse en nuestra finca y las
distancias de plantación que hay que respetar.
Nos podemos informar en la Oficina Comarcal, consultando a los Agentes
Forestales, y en el Ayuntamiento, consultando el Plan Urbano del municipio
(P.G.O.U.) o en su defecto las normas subsidiarias en vigor.
Es muy importante elegir bien la especie de árbol que queremos plantar en función
del lugar.
Si queremos que nuestro árbol esté sano deberemos tener en cuenta sus
requerimientos. No todos los árboles crecen en cualquier sitio, cada especie tiene
sus preferencias y necesidades. Algunos árboles se desarrollan mejor en lugares
fríos y húmedos, otros prefieren los enclaves más soleados y secos, etc.
El tipo de suelo también es otro factor importante. Los suelos pueden ser más o
menos ácidos o básicos dependiendo del tipo de sustrato, caliza, cuarcita, arcilla,
turba, etc. También es importante la textura, si el suelo es más o menos arenoso o
compacto, y la cantidad y tipo de nutrientes que pueda haber y su disponibilidad para
la planta.
Por otro lado tendremos que tener en cuenta la influencia del árbol en el entorno y las
posibles consecuencias cuando este crezca. Cada especie crece de una manera y
necesita su espacio y sus cuidados (poda, riego, etc.). Por ejemplo: no deberíamos
plantar árboles entre el sol y una huerta porque cuando crezcan van a dar sombra no
deseada. Tampoco sería recomendable plantar árboles muy cerca de tuberías
enterradas o desagües ya que en un futuro las raíces podrían romperlos. Algunos
árboles pueden llegar a crecer mucho en altura y sus ramas pueden afectar a tejados
o incluso en días de fuerte viento romperse y caer encima de alguna construcción.
Tampoco sería recomendable plantar especies tóxicas para el hombre en lugares
con presencia habitual de niños pequeños, como por ejemplo los tejos o los acebos
en un colegio.
La planta deberá proceder de viveros o productores de plantas forestales que figuren
inscritos en los Registros Oficiales correspondientes, que garanticen la calidad
genética y cumpla las condiciones fitosanitarias exigidas.
3º Despejar el terreno
4º Cavar el hoyo de plantación
Una vez seleccionado el lugar y los árboles que vamos a plantar, es conveniente
“rozar”, es decir, despejar el terreno o desbrozar la vegetación que pueda crear
competencia al pequeño arbolito en su entorno inmediato durante los primeros
años.
Una vez rozado deberemos preparar el suelo para facilitar el arraigo y la primera
etapa de desarrollo de la planta, es lo que se denomina “ahoyado”.
Es bueno hacerlo con antelación, si puede ser dos meses antes de plantar, ya
que con el tiempo mejoran las propiedades de la tierra. El hoyo deberá ser lo
suficientemente profundo y ancho para proporcionar a la planta suficiente tierra
removida que facilite el arraigo inicial y acumule la humedad necesaria para que
las nuevas raíces se establezcan. Se recomienda que los hoyos de plantación
tengan unas dimensiones de 40 x 40 x 40 cm y que la tierra extraída se devuelva
al hoyo libre de piedras, raíces, palos, etc., procurando que esté lo más suelta
posible.
Si vamos a plantar varios árboles
dejaremos como mínimo 3 m de
distancia entre los agujeros para que
los árboles puedan respirar y recibir
bien la luz.
5º Plantar
La plantación consiste en la correcta instalación de la planta en el suelo.
El pequeño arbolito puede venir del vivero con su cepellón o con la raíz desnuda. Es
más aconsejable utilizar plantas con cepellón ya que este proporciona una pequeña
reserva de nutrientes y de agua. Antes de plantar es importante humedecer bien el
cepellón, por lo que se puede sumergir brevemente en agua. Esto actuará de
reserva hídrica.
En el hoyo de plantación, que estará relleno de tierra suelta y removida, se abre un
pequeño agujero en el que se introduce el cepellón o la raíz, de manera que la planta
quede totalmente recta, apretando la tierra de alrededor de la planta primero con el
puño y posteriormente con el pie, cuidando que no queden bolsas de aire alrededor
del cepellón.
Es muy importante que el pequeño arbolito quede enterrado justo hasta el cuello de
la raíz.
6º Abonar
Si el suelo es pobre puede abonarse con un compuesto de nitrógeno, fósforo y
potasio, siendo el más aconsejable para los suelos forestales de Asturias un
abono de liberación lenta tipo 8:24:16.
El abono no debe tocar la raíz, para eso hay que disponerlo a unos 20 cm de la
planta y un poco enterrado. Un exceso de abono puede ser contraproducente,
siendo preferible abonar de menos que de más o no abonar. Se recomienda como
máximo unos 50 -75 gramos por planta.
7º Proteger el árbol
Después de plantar puede ser conveniente proteger el árbol frente a la acción de
animales herbívoros que lo puedan comer o ramonear u otros animales domésticos
que puedan dañarlo. Un buen sistema es la protección individual, por ejemplo
rodeando al árbol con una malla o rejilla de 1 m de altura y sujeta con bridas a un
poste o tutor clavado en el suelo.
2º Seleccionar la especie adecuada
Vamos a plantar un árbol
Para comprobar qué especies forestales pueden plantarse en nuestra finca y las
distancias de plantación que hay que respetar.
Nos podemos informar en la Oficina Comarcal, consultando a los Agentes
Forestales, y en el Ayuntamiento, consultando el Plan Urbano del municipio
(P.G.O.U.) o en su defecto las normas subsidiarias en vigor.
Es muy importante elegir bien la especie de árbol que queremos plantar en función
del lugar.
Si queremos que nuestro árbol esté sano deberemos tener en cuenta sus
requerimientos. No todos los árboles crecen en cualquier sitio, cada especie tiene
sus preferencias y necesidades. Algunos árboles se desarrollan mejor en lugares
fríos y húmedos, otros prefieren los enclaves más soleados y secos, etc.
El tipo de suelo también es otro factor importante. Los suelos pueden ser más o
menos ácidos o básicos dependiendo del tipo de sustrato, caliza, cuarcita, arcilla,
turba, etc. También es importante la textura, si el suelo es más o menos arenoso o
compacto, y la cantidad y tipo de nutrientes que pueda haber y su disponibilidad para
la planta.
Por otro lado tendremos que tener en cuenta la influencia del árbol en el entorno y las
posibles consecuencias cuando este crezca. Cada especie crece de una manera y
necesita su espacio y sus cuidados (poda, riego, etc.). Por ejemplo: no deberíamos
plantar árboles entre el sol y una huerta porque cuando crezcan van a dar sombra no
deseada. Tampoco sería recomendable plantar árboles muy cerca de tuberías
enterradas o desagües ya que en un futuro las raíces podrían romperlos. Algunos
árboles pueden llegar a crecer mucho en altura y sus ramas pueden afectar a tejados
o incluso en días de fuerte viento romperse y caer encima de alguna construcción.
Tampoco sería recomendable plantar especies tóxicas para el hombre en lugares
con presencia habitual de niños pequeños, como por ejemplo los tejos o los acebos
en un colegio.
La planta deberá proceder de viveros o productores de plantas forestales que figuren
inscritos en los Registros Oficiales correspondientes, que garanticen la calidad
genética y cumpla las condiciones fitosanitarias exigidas.
3º Despejar el terreno
4º Cavar el hoyo de plantación
Una vez seleccionado el lugar y los árboles que vamos a plantar, es conveniente
“rozar”, es decir, despejar el terreno o desbrozar la vegetación que pueda crear
competencia al pequeño arbolito en su entorno inmediato durante los primeros
años.
Una vez rozado deberemos preparar el suelo para facilitar el arraigo y la primera
etapa de desarrollo de la planta, es lo que se denomina “ahoyado”.
Es bueno hacerlo con antelación, si puede ser dos meses antes de plantar, ya
que con el tiempo mejoran las propiedades de la tierra. El hoyo deberá ser lo
suficientemente profundo y ancho para proporcionar a la planta suficiente tierra
removida que facilite el arraigo inicial y acumule la humedad necesaria para que
las nuevas raíces se establezcan. Se recomienda que los hoyos de plantación
tengan unas dimensiones de 40 x 40 x 40 cm y que la tierra extraída se devuelva
al hoyo libre de piedras, raíces, palos, etc., procurando que esté lo más suelta
posible.
Si vamos a plantar varios árboles
dejaremos como mínimo 3 m de
distancia entre los agujeros para que
los árboles puedan respirar y recibir
bien la luz.
5º Plantar
La plantación consiste en la correcta instalación de la planta en el suelo.
El pequeño arbolito puede venir del vivero con su cepellón o con la raíz desnuda. Es
más aconsejable utilizar plantas con cepellón ya que este proporciona una pequeña
reserva de nutrientes y de agua. Antes de plantar es importante humedecer bien el
cepellón, por lo que se puede sumergir brevemente en agua. Esto actuará de
reserva hídrica.
En el hoyo de plantación, que estará relleno de tierra suelta y removida, se abre un
pequeño agujero en el que se introduce el cepellón o la raíz, de manera que la planta
quede totalmente recta, apretando la tierra de alrededor de la planta primero con el
puño y posteriormente con el pie, cuidando que no queden bolsas de aire alrededor
del cepellón.
Es muy importante que el pequeño arbolito quede enterrado justo hasta el cuello de
la raíz.
6º Abonar
Si el suelo es pobre puede abonarse con un compuesto de nitrógeno, fósforo y
potasio, siendo el más aconsejable para los suelos forestales de Asturias un
abono de liberación lenta tipo 8:24:16.
El abono no debe tocar la raíz, para eso hay que disponerlo a unos 20 cm de la
planta y un poco enterrado. Un exceso de abono puede ser contraproducente,
siendo preferible abonar de menos que de más o no abonar. Se recomienda como
máximo unos 50 -75 gramos por planta.
7º Proteger el árbol
Después de plantar puede ser conveniente proteger el árbol frente a la acción de
animales herbívoros que lo puedan comer o ramonear u otros animales domésticos
que puedan dañarlo. Un buen sistema es la protección individual, por ejemplo
rodeando al árbol con una malla o rejilla de 1 m de altura y sujeta con bridas a un
poste o tutor clavado en el suelo.
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